Albus Dumbledore: La Vida de un Gran Mago

Hola y muchas gracias por sus comentarios Aka y Saraah. Y respondiendo a tu pregunta, me baso en los libros y lo que ha dicho J.K. Rowling acerca del personaje, pero sí hay cosas que yo he inventado, como la escena en general, los personajes son reales hasta ahora desde el director y subdirector, hasta la madre y los hermanos, pero alguno que otro serán inventados más adelante.

Muchas gracias por sus comentarios, me alegra que les guste, les traigo el segundo capitulo:

Al día siguiente, en la mañana llegó Batilda Bagshot a la casa de los Dumbledore.
- ¡Felicidades Albus¡- exclamó Batilda al entrar- Supongo que ya te llegó la carta de Hogwarts- Albus asintió sonriendo-. Excelente. Te traigo un pequeño regalo.
La historiadora le entregó un ejemplar firmado de Una historia de la magia para su curso en Hogwarts.
- Muchas gracias señora Bagshot- dijo Albus entusiasmado.
Batilda y Kendra fueron a la cocina, mientras Albus comenzaba a hojear su nuevo libro cuando escuchó su nombre de la boca de su mamá. Fue y se escondió detrás de un mueble que se encontraba enseguida de la puerta de la cocina.
- … no sé como le voy a hacer para comprarle los útiles- decía su madre-. Desde que Percival entró a Azkaban no he encontrado trabajo, creen que ser mujer es sinónimo de ser squib, y créeme- Kendra había comenzado a sollozar- soy más diestra en magia que muchos trabajadores del ministerio, en especial que ese inepto del Primer Ministro, Moron Auctori.
- Kendra, sabes que cuentas con todo mi apoyo.
- No Bathilda, ya no puedo seguir aceptando tu ayuda, ya haz hecho bastante con hablarnos sabiendo todo lo que ha pasado- Batilda sacó unos cuantos galeones de su bolsa y se los metió en la túnica a la señora Dumbledore. La última no soportó más y soltó el llanto abrazando a su amiga.
En ese instante llegó Aberforth gritando “Mamá, Gruñona está muy enferma”
Entró corriendo a la cocina tan rápido que no vio a su hermano.
. Aberforth, hijo, mira ahora tengo que ir a San Mungo a llevar a tu hermanita- dijo mientras se limpiaba las lágrimas- voy a llevarme a Gruñona para que los sanadores la revisen.
Aberforth amaba a sus cabras, y le había puesto Gruñona a la más vieja en honor a su cuento favorito. Pero Albus sabía que ya no podía sobrevivir más, el pobre animal había vivido mucho tiempo, y en especial por lo poco que comía debido a los problemas económicos de la familia Dumbledore, y su madre solamente le daba falsas esperanzas a su hermano, ella creía que así sería menos el dolor, pero es mejor la verdad creía Albus.
- Kendra, si deseas yo llevo a Albus a comprar sus cosas para el colegio, y que Aberforth nos acompañe mientras tú llevas a Ariana al Hospital.

Batilda, Aberforth y Albus llegaron a una calle de Londres, parecía un lugar demasiado muggle para ir a comprar los materiales de Hogwarts, se acercaron a un pub que Albus no había notado hasta encontrase frente a él, se llamaba el Caldero Chorreante.
Entraron rápidamente, muchos saludaban a Batilda, pero ella se limitaba a alzar la mano en forma de saludo y despedida. Salieron del establecimiento por la parte trasera, donde sólo había una pared de ladrillos. La bruja sacó su varita, comenzó a golpear con ella ciertos ladrillos en específico y la pared por arte de magia comenzó a abrirse, dejando a la vista un largo callejón lleno de tiendas mágicas.
- Bien chicos, este es un lugar histórico muy importante en el mundo mágico, donde podrán encontrar toda clase de artículos mágicos, desde una varita, hasta una mascota, entre muchas cosas más. Bienvenidos al Callejón Diagon.